El documento recoge los principales resultados de los estudios que fueron licitados para analizar la opción de generación nucleoeléctrica en el país, así como las proyecciones y estudios realizados por el Ministerio de Energía y los aportes del grupo Con
10 de Marzo de 2010.- El ministro de Energía, Marcelo Tokman, dio a conocer hoy el libro "Núcleo Electricidad en Chile: Posibilidades, Brechas y Desafíos" que da cuenta del trabajo realizado en esta materia durante los últimos años por el Ministerio de Energía.
El documento recoge los principales resultados de los estudios que fueron licitados para analizar la opción de generación nucleoeléctrica en el país, así como las proyecciones y estudios realizados por el Ministerio de Energía y los aportes del grupo Consultivo Nuclear y de la Comisión Chilena de Energía Nuclear.
El ministro Tokman señaló que espera que este libro contribuya a que se genere una discusión informada sobre este tema y a que el trabajo realizado hasta el momento no se detenga. "El país debe comenzar a hacer las inversiones necesarias para estar preparado para incorporar esta fuente de energía en el futuro, si el país lo llega a requerir., dijo el Ministro."
Las principales conclusiones del libro son:
La opción nuclear para la generación eléctrica experimenta un renacimiento en el mundo y Chile no está ajeno a esta tendencia.
Tomar la opción nuclear, no obstante, es un compromiso de largo plazo que requiere disponer de las condiciones de infraestructura (en un sentido amplio), que garanticen que la utilización de esta forma de energía no conllevará riesgos inaceptables para la sociedad.La energía nuclear no genera impactos relevantes si su desarrollo se enmarca dentro de los más altos estándares de seguridad en todo el ciclo de vida. Ni siquiera las condiciones y peligros naturales de nuestro país son un impedimento para desarrollar un programa nuclear de potencia de manera segura si se toman las precauciones necesarias.Para ello se requiere de capacidades humanas así como de infraestructura física, organizacional y regulatoria de primer nivel en esta materia.
La evidencia que surge del análisis realizado muestra que Chile no cumple hoy estos requisitos por lo que no se encuentra preparado para incorporar la energía nuclear dentro de su matriz eléctrica, de manera exitosa y segura, aun cuando el país tiene experiencia operando reactores de investigación y ha desarrollado capacidades por más de 30 años en la materia. Dicha experiencia es, no obstante, de gran valor pues permite que el plazo disponible sea suficiente para cubrir oportunamente las brechas de infraestructura entre lo existente y lo requerido.
Sin embargo, si bien los plazos son suficientes, no son holgados. Lo anterior implica que se requiere actuar con decisión y diligencia, pues en el caso de que los escenarios que se consideran más probables se materialicen, la puesta en marcha de un programa nuclear de potencia sería una necesidad ineludible.
En el caso de no estar preparados en ese momento, el país se expone a dos problemas potenciales.Uno de ellos sería pagar el costo de no disponer de la energía nuclear en el caso que esta fuera una opción conveniente (con el consiguiente costo por precios de los combustibles, la mayor inseguridad y emisiones de gases efecto invernadero).Otro sería pagar el costo de llevar adelante un programa nuclear de potencia de manera apresurada, sin cumplir con los más rigurosos estándares, exponiendo al país a un riesgo inadmisible.
Prepararse para llevar adelante un programa nuclear de potencia puede implicar seguir, en el día de hoy, dos posibles alternativas. Una sería tomar la decisión irrevocable de embarcarse en el camino para la construcción de una primera planta nuclear, incluyendo el desarrollo de la infraestructura o, alternativamente, avanzar solo en la construcción de la infraestructura necesaria y decidir sobre la instalación física en un momento futuro, con mayores antecedentes.
Se estima que tomar la primera opción no sería ni necesario ni conveniente.No es necesario, pues la decisión definitiva de construir una planta nuclear para que esté operativa a mediados de la década del 2020 se puede tomar a mediados de la década del 2010.No es una opción conveniente, pues se requiere tiempo para evaluar: (1) si se logra avanzar de manera adecuada en el cierre de brechas, (2) si los escenarios considerados hoy como más probables lo siguen siendoa medida que avanza el tiempo y(3) si se cuenta con el necesario apoyo ciudadano[1].
En efecto, dar inicio definitivo a un programa nuclear de potencia requiere estar en condiciones de hacerlo, para que dicho programa sea exitoso y seguro, por lo que lo primero que hay que hacer es invertir en el cierre de brechas de infraestructura y evaluar si efectivamente se estará en condiciones de hacerlo en tiempo y forma.
Adicionalmente, el hecho de que las proyecciones muestren que la energía nuclear ingresa a la matriz óptima en torno al año 2024 surge de un análisis de los escenarios más probables según se visualizan hoy con la información disponible.Sin embargo, algunas variables podrían evolucionar de manera distinta a lo proyectado, por lo cual dicha conclusión podría cambiar[2].Por lo tanto, disponer de más tiempo para una decisión definitiva permitiría evaluar mejor en qué medida la nueva información que se obtiene ratifica o contradice las proyecciones realizadas.
Finalmente, se debe reconocer que el apoyo ciudadano a un programa nuclear de potencia -crucial para su materialización efectiva- hoy no existe. Tomar la decisión de iniciar un programa nuclear sería, por lo tanto, apresurado y la incertidumbre que se generaría sobre su continuidad arriesgaría la viabilidad de la opción núcleoeléctrica al no hacerla atractiva para potenciales interesados en el proyecto ni para los profesionales necesarios para apoyar su implementación.
Antes de embarcarse en un programa nuclear de potencia se debe construir el apoyo ciudadano por medio de un proceso de difusión que tiene dos aspectos: uno educativo y el otro de persuasión. El desconocimiento y el prejuicio generalizado respecto a la energía nuclear en la población exigen que la ciudadanía se eduque sobre los costos, beneficios, riesgos y oportunidades relativos de las diversas tecnologías que pueden conformar la matriz eléctrica. Por otra parte, la gran desconfianza en las capacidades y recursos para llevar adelante exitosamente un programa nuclear de potencia en Chile requiere convencer a la población de que éstos existen y de que efectivamente se llevará adelante un programa seguro, eficiente y sustentable. Evidentemente, el paso previo a convencer a la ciudadanía de lo anterior es disponer efectivamente de las capacidades y los recursos.
Lo anterior sugiere que la decisión de embarcarse en el camino para la construcción de una primera planta nuclear, como forma de prepararse para llevar adelante un PNP no es acertada.La decisión que se revela más adecuada es la de iniciar las inversiones necesarias para estar preparado para contar con núcleoelectricidad oportunamente, si llegase a requerirse[3].
Llevar a cabo todas las inversiones necesarias en infraestructura para cerrar las brechas existentes requiere tiempo y recursos. Existe incertidumbre sobre los alcances de estos requerimientos; en particular, existe incertidumbre respecto al tiempo que tomará preparar la infraestructura y respecto al tiempo disponible para hacerlo (esto último depende de la fecha "óptima" de puesta en marcha de la primera planta nuclear).En consecuencia, los plazos son ajustados.Respecto a los recursos involucrados, si bien se desconoce con claridad su magnitud, se puede reconocer que mientras no se lleve a cabo las inversiones principales en infraestructura física, estas serán relativamente acotadas.
Si bien cerrar las brechas detectadas para desarrollar un programa nuclear de potencia de manera segura implica tiempo y recursos, este gasto se puede asimilar a la compra de un seguro ante un futuro energético incierto. En el caso que se verifiquen los escenarios energéticos más probables, se trata de un seguro que, como se ha visto, trae beneficios en eficiencia, seguridad y sustentabilidad ambiental.
Este seguro es particularmente conveniente pues no sólo permite estar en condiciones de integrar la energía nuclear a la matriz eléctrica en el momento y de la forma necesaria, sino que además lo permite a un costo directo relativamente bajo[4].Adicionalmente, aún en el caso que la decisión final no implique continuar con la construcción de una central nuclear, la mayor parte de estos gastos son beneficiosos para el país pues representan inversiones de largo plazo (como, por ejemplo, contar con mejor información geológica sobre nuestro territorio; tener un órgano regulador independiente y recursos humanos avanzados en esta materia).
En síntesis, comenzar el trabajo de cierre de brechas aparece hoy como un imperativo ineludible.Se deben cerrar las brechas tecnológicas, institucionales y de conocimiento fundamentales tales como completar la información geológica disponible, modificar la actual institucionalidad legal y regulatoria en materia nuclear, implementar un plan para cubrir las necesidades de recursos humanos y finalizar otros estudios complementarios específicos.
En paralelo, se requiere establecer un programa de educación y difusión nacional sobre las distintas opciones energéticas del país y el rol que puede cumplir la energía nuclear. De ese modo, se facilitará un debate público informado y responsable sobre los desafíos energéticos que enfrentará el país, se permitirá a la ciudadanía conocer y comprender el progreso en el cierre de brechas y, de ese modo, llegado el caso en que las condiciones que hacen necesaria la energía nuclear se materialicen, se podrá contar con el apoyo ciudadano necesario.
[1]Apoyo nacional sostenible en el tiempo respecto a la incorporación de la energía nuclear en la matriz eléctrica nacional.
[2]Por lo tanto, el país requiere monitorear el escenario energético mundial y nacional atento a cualquier cambio tecnológico o de tendencia que haga necesario revisar la conveniencia de incorporar la energía nuclear a la matriz.
[3] En esta opción, el país no está obligado, finalmente,a incorporar la energía nuclear a la matriz; sólo debe estar preparado para hacerlo en caso que ésta se requiera para su desarrollo.
[4] Los costos importantes comienzan con la construcción de los reactores
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